Sociedad Psicoanalítica de Caracas

Encuentro con Janine Puget (2018)

Por Claudia Álvarez de Lugo

Durante unas vacaciones en Buenos Aires (Argentina), tuve la maravillosa oportunidad de encontrarme y dialogar con la doctora Janine Puget, a quien le agradezco haberme recibido. Fue un diálogo en el que, aunque la asimetría estaba implícita, fui invitada directamente a establecer una grata simetría que se mantuvo a lo largo de nuestro encuentro en un clima cordial, afectuoso y formal.

Al inicio del diálogo, al preguntarle acerca de su historia de vida,  me ofreció un artículo de Carlos Pachuk, quien escribió una biografía de ella titulada,  “La Discontinuidad. . . Una Vida”. En este escrito, el autor describe de una manera cercana y clara, su profunda compresión sobre aspectos de la vida de Janine y cómo experiencias traumáticas y oportunidades en su historia de vida, por ejemplo el haber emigrado siendo una joven de Francia a Argentina y el encontrarse con un fértil entorno psicoanalítico en una realidad social convulsa -enmarcada en la dictadura de Perón- marcaron su tránsito psicoanalítico por nuevas ideas, teorías y prácticas. Es el caso de la importancia que le da la autora a la realidad externa en su teoría, específicamente al otro y al conjunto social, interesándose en profundizar en el trabajo con grupos, de pareja y familia; y haber escrito entre muchos libros, la Violencia Social y el Estado y ahora su reciente libro Subjetivación Discontinua y Psicoanálisis: Incertidumbre y certezas.

Pachuk refiere que esas y otras experiencias vitales de la autora, “generaron quiebres entre pasado y presente” y fue este un tema que trabajó mucho. Él señala que la doctora teorizó esas experiencias de vida, al decir por ejemplo, que “el contexto social va moldeando y genera un sujeto diferente”. Y así con las oportunidades que encontró pudo transformar los cortes y las vivencias traumáticas en una posibilidad para ella. . . quedando sin historia, según refiere.

Ella se abrió camino y estableció una separación con lo que sería lo más tradicional dentro del psicoanálisis, al alejarse del trabajo individual y enfocarse en el trabajo vincular. Reconociendo y desmarcándose de los cajones y certezas que ofrece en sí misma la historia y así algo nuevo pueda ser producido en su repetición. Por ejemplo, ella habla de su interés de captar lo que se va produciendo en cada momento y da importancia al espacio entre dos. Y dice que lo que ocurre en un encuentro puede descolocar a cada quien de su lugar habitual. Esta postura ofrece una apertura a lo nuevo e invita a mirar la historia desde un lugar diferente, no sólo como repetición y transferencia sino como interferencia.

La doctora habla de tres espacios que son propios del sujeto, el intrasubjetivo, el intersubjetivo y el transubjetivo o subjetividad social. Es sobre este espacio de la subjetividad social y cómo se reconocen nuestros analizandos como sujetos políticos en las sesiones, lo que la autora se ha venido cuestionando más recientemente. . . ¿Cómo darle lugar al sujeto político en nuestros consultorios y en la clínica?

La doctora Puget es miembro titular de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires y fue una de las fundadoras de la Asociación de Psicoterapia y Psicología de Grupo de Argentina. Ha tenido una larga trayectoria y permanencia en instituciones y agrupaciones psicoanalíticas. Igualmente es compiladora de varios libros y autora de otros propios sobre lo vincular, el trabajo con parejas y de grupo. Vale la pena revisar en detalle y ahondar en profundidad su recorrido, que por el momento escapa de nuestro propósito. A continuación el diálogo que mantuvimos, donde presenta algunas de sus ideas y pensamientos, que a la vez despliega, ahí mismo en la acción.

Doctora, he pensado mucho en los cambios tan acelerados que vivimos hoy en día a nivel mundial: avances tecnológicos, el estar conectados a una pantalla constantemente, la rapidez en la que estamos sumergidos. . .la modernidad ha traído cambios . . . Bauman le llama Modernidad Líquida. Estos cambios se reflejan en la forma como las familias se organizan hoy en día, como viven las parejas actuales y en la forma de vida en general. . . Así como se han dado poco a poco estos cambios en las familias, en las parejas, . . me pregunto, cómo esta Modernidad Líquida pueda marcar la subjetividad individual de cada quien a nivel estructural? ¿Cómo lo ve?

Hay una diferencia: el modelo estructural tiene alguna fijeza y protege de lo líquido, protege de  la incertidumbre. Hay lugares designados en una estructura para una familia, para una pareja, para el mundo, para el aparato psíquico propio de cada uno, que aún puede no cumplirse pero está como una guía. Eso tiene que convivir, desde mi perspectiva, con otra idea que es que eso no sirve para ir construyendo una subjetividad a diario, en todo momento. Quiere decir que lo liquido, no estructural, sino lo que se llama crear en inmanencia, crear experiencias, no repetir experiencias, sino experiencias nuevas que se dan porque nos encontramos hoy. No hay una historia previa, es un devenir con una historia, pero lo que se va a producir en este encuentro nuestro, si se produce algo, se va a producir en inmanencia, es decir, lo que va sucediendo cuando estamos, no importa si nos conocemos, si leyó, si no leyó, sino algo que puede pasar en el encuentro entre dos personas y mas. Y eso no es estructural. Entonces, la dificultad es como convivir con los dos modelos, las dos lógicas.

Es que algo estructural siempre existe, no inventamos todos los días algo nuevo, pero lo mas inquietante es, si el encuentro en la vida, con la presencia de otros, produce algo o no, produce algo inesperado digamos, no sabemos lo que va a salir de este encuentro nuestro, no lo sabemos de antemano. Lo interesante no es eso de cómo nos encontramos, sino lo que producimos juntos. Entonces, ahí hay un gran corte con lo que sería lo más tradicional y lo que me importa a mi, que es eso de captar lo que se va produciendo en cada momento y que nos descoloca, porque la experiencia anterior que tenemos no nos sirve para hoy. Hoy es nuevo. Lo que no quiere decir que es tábula rasa. . .Venir a verme es porque va a conocer otra cosa.

Si claro, recuerdo en el taller de Fepal de hace dos años, la recuerdo a usted recibiendo a la audiencia, estaba con un grupo, el intercambio que hubo entre quienes ofrecían el taller fue diferente a lo usual y eso me marcó, discutimos sobre “la Propuesta Vincular”. Me gustó porque ofrece una perspectiva distinta, por lo nuevo de lo que conversamos. Se dio una discusión en donde había apertura, quienes participamos hacíamos preguntas, comentarios y se daba un intercambio abierto de reflexión y colaboración.  Luego un día, reunida con Alicia, justo una semana antes de venir a Buenos Aires, le comenté que quería conocerla a usted, ella hizo el puente y aquí estamos. Ese interés estaba ahí desde ese día. Cuando he leído sobre usted y lo que plantea me llama la atención. . . la movilidad y el cómo se ubica desde perspectivas diferentes y repiensa las teorías, y se cuestiona constantemente las suyas y sigue.

Usted dijo bien, porque dijo que siempre juntos discutíamos. A veces uno va con la idea de conocer a alguien, con la idea de hacer preguntas para que el otro conteste, eso no es pensar juntos. Es distinto, es pensar que uno tiene el saber y que el otro no sabe . . . el otro contesta, eso no es pensar juntos y eso no produce conocimiento, no produce ideas. Las preguntas encierran una inquietud. Se  pueden formular como comentarios y de ahí, se puede comenzar un diálogo porque si no, son preguntas y respuestas.

Le marcó porque se produjo algo también en usted durante ese encuentro Fepal, no se lo esperaba, era un grupo, no era una persona que pensaba: es en conjunto que se piensa y cada uno da su versión y después se va con una idea, no la que pensó antes, se puede trabajar en grupo, y es que hay que reformular permanentemente las ideas que uno tiene. Los grupos tienen esa ventaja que permanentemente le cuestionan, permanentemente lo que me dicen, hay que pensarlo de otra manera.

Si exacto, y justo ahora, en este momento que estoy terminando la formación y comenzando una nueva etapa, tengo el deseo de trabajar con grupos, pero no he trabajado con grupos, trabajar con parejas y no he trabajado con parejas, es decir abrirme del trabajo individual también a otras modalidades.

La única forma es trabajando. Yo siempre he trabajado con grupos y con individual en mi formación inicial. Fundé la Asociación de Psicoterapia de Grupo, al mismo tiempo que hacía mi formación como analista individual, pero no trabajaba con parejas y pasaron años. Y un día, una persona que había estado en un grupo mío,  se había ido y me llama y me dice que quiere una entrevista, que quiere verme con su marido y yo en ese momento, no atendía parejas y me dice, “no, no, no, pero si yo sé que usted me puede ver”. Yo le atendí y dije bueno, podemos probar. Una pareja me hizo analista de pareja, trabajamos muy bien con su marido, sentí que funcionaba. Fue un tratamiento largo, que anduvo bien y después me empezaron a aparecer parejas en el consultorio. Aprendí trabajando. Hay que animarse a tomar una valija aunque no lo haya hecho nunca, es la única forma.

Y por ejemplo, esos casos individuales que vienen a trabajar el conflicto de pareja en su análisis y este aparece una y otra vez. Hay un caso en particular que tengo, con el que he estado tentada a invitar a la pareja al análisis, no lo he hecho, es un caso con el que trabajo en individual y me he preguntado si trabajar con la pareja durante varias sesiones, y luego seguir con ella en su análisis individual. . . ¿Qué piensa sobre esto?

Yo tengo un escrito, no me acuerdo donde: el lugar de la pareja en el análisis individual y el análisis individual en el análisis de pareja. Cuando una persona en análisis individual se pasa hablando de su pareja, uno decide o piensa que realmente por más que uno analice el conflicto, no sirve. No sirve analizar solamente la proyección, la identificación proyectiva, porque aprenden rápidamente y eso no sirve. Yo digo que hay un aspecto de la temática que traen al análisis individual que es inasible en la consulta individual, en ese caso digo que pasen a trabajar en pareja o conmigo o con otro analista. No para trabajar un rato individual y un rato en pareja, sino decirles que son dos zonas completamente distintas. Y que en el análisis individual no da acceso a lo que pasa en la pareja. Uno los atiende en pareja y de golpe descubren que el otro está presente y protestan. . . y la tendencia es decir entonces no me sirve el trabajo en pareja.

El problema es que el trabajo individual sirve para algo y el de pareja sirve para otra cosa. Pero la gente quiere tenerlo todo completo, y completo no hay ningún tratamiento que sirva para familia, para pareja y para individual. Y lo mismo, hay un nivel de lo individual, de lo propio, que se ve en el análisis de pareja, pero no es el mismo trabajo individual que uno ve en análisis individual. Entonces en ese caso, yo propondría que se analicen en individual y se analicen en pareja. Que siga en individual y le atienda en pareja otro. Porque si empieza un poco individual y otro poco de pareja. . .Yo lo he hecho alguna vez. Una persona que atiendo individualmente desde hace muchos años y tuvo sus conflictos de pareja e infidelidad (pasaron una crisis terrible) y me pide que los atienda a los dos juntos. Entonces fue lo que hice, bastante intensamente por unos cuantos días, hasta que uno de ellos dijo, “esto no es para contar acá (algo que pensó), entonces el otro dijo, bueno dejemos esto de pareja”. El otro me pidió un analista para él mismo y cada uno siguió con individual porque llegaron a un momento en que dijeron, esto ya no, no es ese el conflicto por el que nos estamos peleando sino algo de cada uno. Eso fue excepcional, no lo tenía pensado. Yo pensaba cómo vamos a seguir? seguiremos de pareja y nunca más en individual. Ellos mismos regularon y dijeron, queremos individual y lo de pareja lo seguiremos pensando y ya está. Con cada caso es diferente.

Lo que las parejas llaman infidelidad, no se sabe qué es, no es por la infidelidad sino que hay algo que no venían haciendo juntos que hace que se sepa y cuando se sabe, el otro dice, “pero cómo?, yo que creía conocerte y sentía que estábamos haciendo esto y vos estabas haciendo lo otro” y descubren que no conocen al otro. . . “cómo puede ser que hayas hecho eso. . .” En general, son momentos en que uno de los dos dice “no me conoces”, “yo soy otro”, “necesito otro”, y en las rutinas nuestras no aparece y viene el gran cataclismo: “cómo puede ser?” Pero si fuese de separarse, se separan y van al abogado, no al analista. Si van al analista, es porque esperan una solución amorosa. Pero siempre tiene que ver con la ilusión de que conocen al otro y ya no produce curiosidad y cuando aparece la infidelidad, entonces dicen y “ésta o éste quién es?” Entonces es bueno porque puede dinamizar la relación. Se dinamiza al poder trabajarlo y poder aceptar el que no se es el único, que el otro tiene interés porque buscan ayuda y la relación amorosa sigue en pie, pero se ve que hay algún efecto de alteridad que no soportan y no saben cómo manejarlo, entonces sostienen algo que se vacía del contenido amoroso.

¿Cómo sería eso que se vacía?

Se vacía en el interés, lo que mantiene juntos a dos personas es porque está interesado en el otro, decirle algo, porque me gusta que esté interesado y la relación llena.

Si no se produce algo nuevo en un encuentro, no sólo el nuestro, sino todos los días en la pareja, si el encuentro no es interesante, sino que el otro le cuenta fui a tal parte e hice tal cosa, uno diría, no me interesa, se aburre en seguida y un signo de que no pasa nada es el aburrimiento. Entonces, uno de los dos busca distraerse, se va con otro. Siente que se le cambió la vida, pero no se le cambió en la pareja. Por eso, si se quiere separar, se separa y se une a otra persona.

Doctora, mi temor al trabajar con pareja son los enganches. Una pareja busca ayuda y busca aliarse con el analista. Traen a las sesiones conflictos simples, cotidianos del día a día y reproches constantes. ¿Como lidiar con un diálogo de interminables reproches?

Las parejas tratan de pensar y si dicen, “hoy (el analista) me prefirió a mí”; a veces dicen “no, a vos te dio la razón”. No se puede evitar, eso habla de que no entienden o no se percatan de lo que es hacer algo juntos, para pensar juntos. Entonces, buscan quien tiene la razón y no salimos de un par binario y, de alguna manera, hay que tratar de transmitirles en una intervención, en un comentario, que estar juntos no es que uno tenga la razón y el otro no, sino que los dos tienen razón para hacer las cosas que hacen y que no coinciden en las razones, y que no tienen por qué coincidir. Si eso se puede mostrar, les rompe la ilusión que el ser feliz es estar de acuerdo: no coinciden, no van a coincidir y ahí está la riqueza, y hay cosas que no vamos a poder hacer juntos, capaz que no, y piensan que siempre tienen que hacer juntos y capaz que no es así.

Por ejemplo, diferencias por los chicos de a cuál escuela va. No se puede poner a un chico en dos escuelas y eso forma parte de lo que van a tener que negociar. No van a quedar conformes, pero la idea no es que tienen que quedar conformes y hay que transmitirles que vivir juntos no es estar conformes, es un trabajo, no deja siempre contento, tan inasible es una relación amorosa.

Cuando me dicen nos queremos, me pregunto, por qué me dicen nos queremos. Si se quieren yo lo veo, veo como se tratan, como se cuidan y si me lo dicen mmm. . . Esos son signos y el reproche es un buen signo de la dificultad para hacer algo con las diferencias, porque el reproche es decirle al otro que tiene que ser como yo quiero. Entonces, desmontar el reproche es difícil porque es la defensa por excelencia de la pareja. Todo lo que implique aceptar la alteridad del otro, aceptar y hacer algo con ella, si no se logra se reprocha, porque son diferentes, porque no hiciste lo que yo pensé.

Es como que si no piensas como yo, estuviese implícito un rechazo, no lo hace y no me quiere. Bueno, como algo de lo que pudiese significar.

Una de las posibilidades es eso. Otro es, si no lo hace, voy a tener que ver como lo hace y me molesta porque tengo que incluir la idea del otro. Entonces, si no se hace como yo digo, me perturba. Hay una sola manera de hacerlo. En el fondo es el mito de la media naranja, uno completa al otro o no hay pareja. En realidad nunca se completa. Pasa que también con gente que comienza a trabajar con pareja, va a revisar su propia situación. Siempre hay para revisar.

Si, así es. Nosotros tuvimos varios seminarios de pareja al final de nuestra formación y fue muy interesante. Leímos un artículo de un libro suyo, la Locura Vincular, contratos, pactos, y esa fue la primera aproximación que tuve al trabajo de pareja y necesariamente, me preguntaba y reflexionaba constantemente sobre la mía.

Cuando uno dice que no quiere conflicto, es un poco la paz de los cementerios. . . El ideal es la paz de los cementerios, conflicto siempre hay. Si usted está acá, hay conflicto porque quiere saber más, algo que le despierta curiosidad. Podría quedarse tranquila paseando, la idea es que uno vive en conflicto y no un conflicto que desmorona sino un conflicto que estimula.

Quizá ahora puedo ver, que esta pregunta que hago con relación a mi paciente, la hago también como inquietud personal.

Hay que probar porque es así como uno aprende

Doctora, y con relación a lo que está trabajando en este momento relacionado con lo político. Cuál es la curiosidad que tiene en su trabajo actualmente, en sus investigaciones. ¿Qué se pregunta?

Cuando emigré, hace muchos años, me interesó el lugar que tuvo por una época, la violencia de estado y hay un libro mío sobre el miedo del conjunto, sobre violencia de estado y psicoanálisis, eso fue en relación con la dictadura Argentina. Antes de eso me llamaba la atención, cuando el asesinato de Kennedy, que todo el mundo hablaba sobre eso, y en los análisis nadie hablaba, y después fui recogiendo y me llamaba la atención que la gente seguía hablando como si no pasara nada o como si no era de análisis. Recuerdo lo de las Torres Gemelas, algún paciente mencionó: “cómo, no es análisis pero igual  lo comento y ahora después sigo con mi análisis, análisis es inventarle a mi mamá a mi papá”. Cuando fue lo de las Torres Gemelas, me encontré con un sitio en Internet, de americanos. Ahí podía entrar cualquiera y discutían sobre qué efecto había producido lo de las Torres Gemelas en los análisis. Y la mayoría de los comentarios eran, bueno, que no era análisis, pero le di un poquito de lugar a que me contaran para retomar después el análisis, pero en general se excluía. Sucedieron muchas cosas políticas acá y volví a encontrar esto.

Desde hace un tiempo, en época preelectoral vi mucha violencia en discusiones políticas, muy polarizados en bien y mal, estos son malos y estos son buenos y mucha dificultad para hablar sobre esto entre amigos. Y lo que apareció fue: “no hablemos de eso para llevarnos bien”, si hay diferencias no se puede hablar. Entonces, ya hace un tiempo que vengo escribiendo sobre eso, el lugar de la política en el consultorio, en la clínica y sigo con eso.

Yo parto del supuesto, que no sólo porque pasen cosas tan importantes como lo de las Torres Gemelas, el abuso del estado o lo del período electoral, sino también en la vida diaria, si uno pasa y ve un mendigo en la calle y llega a la sesión, algo le tiene que haber pasado por la cabeza, pero como no es análisis, entonces no se habla. En su momento, si se mencionaba un mendigo, es porque reflejaba un aspecto desamparado de uno, pero puede ser una manera de negar la realidad que no depende del mundo interno, que existe afuera y que a mí me va produciendo efectos como por ejemplo, que cierro más con llaves, la gente comienza a vivir en esos edificios cerrados sin darse cuenta, o sale menos de noche y no se da cuenta, lo asume como que es así. Entonces trato de detectar cómo se forman opiniones, cómo se detecta en el consultorio, en la clínica, opiniones que tienen que ver con lo político y que no tiene que ver con la infancia de cada uno.

Por ejemplo, por qué usted es anti Maduro? Eso es una opinión. A ver, pero cómo formó su opinión? Por qué si? Por qué no? Muchas veces uno sabe reconocer en el material  lo que es una opinión política de lo que es una opinión en donde pueda opinar. . . sobre un texto que leyó, entonces trato de detectar cuando lo que se dice es un posicionamiento político y se emiten opiniones que lo hacen pertenecer como sujeto político sin darse cuenta.

Sin haberlo elaborado

Cómo lo hago. . .? Por lo que se dice en la televisión, porque no tiene comida, no tiene agua, por los ideales de uno. Hay personas que están ocupadas más por lo social. Alguna gente está enojada con el Papa, el Papa dijo hace poco que él se interesa por los pobres, que la clase media no la conoce. Entonces hay gente que agarra eso. . . Por ejemplo, tengo una paciente que me decía eso: “usted es de la clase media también, entonces él dice que no la conoce” y por eso ella está enojada con él. Él es medio austero. Esas opiniones no son de la familia, son del posicionamiento del sujeto social. Entonces mi interés es este. Muchas veces en los análisis, últimamente, hay gente que dice, “no salí con tal persona o con la otra porque si salimos, nos vamos a pelear por la política”. Acá por ejemplo, está muy caliente el asunto político y se dice de eso mejor no hablar. Y yo digo, por qué no hablar? Cualquier discusión es violencia? Tratar de darse cuenta del cómo se van fraccionando los mundos y uno termina no hablando con el otro. Se debe poder hablar. Mi interés es este, pero está muy verde. . . Sé un poco, pero se muy poco, pero me interesa. Y trato que en el material, los pacientes no digan que esto no es análisis. Todo es análisis.

Muchas veces se le da lugar, pero al final nos llegamos a preguntar, ¿ cómo hacer que el paciente conecte ese material con su mundo interno? , o más bien,   ¿ Cómo se lo incluye?

En lugar de conectar con el mundo interno, el análisis sería trabajar con lo que da el vivir en un mundo que te propone algo, que no es lo tuyo y que te impone una realidad que no es tu mundo interno. De lo propio todo el mundo está dispuesto a hablar narcisísticamente. Pero todo no es del mundo interno, no es que proyecto en el mundo exterior mi mundo interno. El mundo exterior me impone algo que no es mío. Yo tengo que comprender. No es conectar con mi mundo interno, sino conectar con mi mundo interno que no coincide con el mundo externo.

Aja; que no coincide, pero es la realidad que nos rodea y en la que vivimos todos los días

Y que crea conflicto porque no te gusta. Crea conflicto sin tener que buscar una solución. . .Ver como uno se arregla con eso. Ese es el punto más delicado: cómo hacer con algo que no lo preví, no lo quise, no lo quiero, no es mío, no lo conozco, pero que me impone una manera de vivir, no la del Superyó.

Aja. . . En Venezuela tenemos una dictadura enmascarada de democracia y una bota que nos pisa muy fuerte. . . El gobierno desconoce y desmiente la realidad. Por otro lado la oposición intenta. . . trabaja. Pero la situación es muy compleja y lo esencial se nos olvida, Chávez dio un lugar “central” a los pobres, a quienes han sido marginados por tantos años. Ese debería continuar siendo nuestro foco ante todo, pero no es así. . . Buf! es muy complejo. Buscar una solución ¿no es posible?

Solución a lo mejor no es la palabra, eso no lo vas a resolver. Comienzas a darte cuenta, lo que implica de tu parte, vivir en un contexto que sentís hostil, pero por algo te quedás. Entonces, el reproche y el lamento no sirven para nada. Hacerse responsable, bueno, uno dice no me gusta, pero por esto y por esto me quedo. Si uno se resiste mucho y no le gusta mucho, entonces tenés que militar y solo uno no lo puede hacer, una actividad política. Entonces, bueno por ejemplo, aquí hay un grupo que se llama Analistas Auto convocados. ¿Oíste hablar de esto?

No                                                                                                                                                        

Son analistas que tienen una posición crítica con el gobierno actual, y se reúnen. Todavía no he ido por compromisos los sábados, pero quiero ir y voy a ir. Se reúnen para discutir políticamente qué hacer, pensar juntos, invitan a políticos, gente que sabe.

Comenzar a salir a la calle, compartir con otros, pensar con otros

Se piensa una cosa así. Si habitamos acá se puede conversar. Creo que lo importante es salir de la posición quejumbrosa. Cuando se escuchan tienen muy poca tolerancia, no aceptan. Discuten como si fuesen víctimas. Uno puede sufrir por lo que ve. En este momento acá, hay mucha gente durmiendo en la calle. Es muy triste. Hay gente que se ocupa de ellos, va, conversa. Sin embargo, yo me siento mal e impotente también y al mismo tiempo, es la realidad efecto de la política actual. Tenemos un gobierno que es de empresarios y manejan al país como una empresa, para ser más grandes y más ricos. Si tiene que despedir gente, los despide. La empresa va a crecer, pero no importa si hay gente durmiendo en la calle. Qué lástima. Entonces, uno no puede quejarse, es lo que tenemos. En Venezuela también es lo que tiene, comprendo que debe ser duro.

 

Referencias bibliográficas
Pachuk, C. (2014). Janine Puget. La discontinuidad. . .una vida. Revista Psicoanálisis de las
                Configuraciones Vinculares, XXXVII, 225-248.

Puget, J. (2015). Subjetivación discontínua y psicoanálisis. Incertidumbre y certezas.                                          Buenos Aires: Lugar Editorial.

 

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