La 7ª jornada internacional de ‘lacan en ipa’ se realiza este año en la ciudad de sao paulo, brasil. El titulo general seleccionado es: ‘la angustia: el afecto que no engaña’ aserto planteado por jacques lacan en su famoso seminario-10 del año lectivo 1962-63 dedicado al estudio de la angustia. La mesa de tra-bajo que me ha tocado trata sobre un sub-tema específico titulado: ¿es la roca de la castración el límite del análisis? Aserto planteado por sigmund freud en su texto de 1937 titulado: ‘análisis terminable e interminable’.
La frase original de freud dice que ‘el lecho de rocas representa un límite al análisis’. Esta frase siempre nos ha convocado a pensar sobre los el fin y los límites del análisis. Entiendo que refiere a los límites que encuentra el analista clínico en su práctica cotidiana. Esta frase de freud incluye dos problemas adicionales que están relacionados con el tema de los límites del análisis. Me refiere a los problemas del propósito y del problema del fin de análisis. A ambos temas me voy a referir brevemente al final de este texto.
La metáfora del ‘lecho de rocas de la castración’ usada por freud refiere al límite que encuentra la cura analítica cuando se profundiza en el trabajo del inconsciente. Es cuando se llega a un punto, más allá del cuál, no se puede continuar. Es una metáfora tomada de las exploraciones subterráneas geológicas. Ocurre cuando el taladro que perfora en las profundidades de la tierra, tropieza con el lecho de rocas y no puede progresar más. Freud proponía que de forma similar, el análisis puede tropezar con una barrera [lecho de rocas] que impide y constituye un límite en la búsqueda, cada vez más profunda, que el sujeto hace en su inconsciente. Freud pensaba que esa barrera era la castración.
Aquí aparece una dificultad que nos obliga a preguntarnos: ¿qué quería decir freud con la barrera de la castración? Aplicando conceptos psicoanalíticos lacanianos y post-lacanianos, paso a decir lo siguiente: la barrera de la castra-ción [lecho de rocas] refiere a las diversas carencias [defectos] que están presentes durante la formación temprana de la psíque. Recordemos que en el psicoanálisis estructural se describen tres noxas básicas: trauma, conflicto y defecto. el defecto refiere a las carencias, lo cual es algo del orden estructu-ral. En algunos textos lo llaman defecto estructural. Esta carencia o defecto refiere, a lo que el sujeto no recibió, en el momento de su constitución psíquica. Es una insuficiencia, una modalidad de la falta, un algo irreparable. la presencia inevitable de estas carencias [defectos] en la infancia temprana, da origen a lo que se llama: la teoría del hueco psíquico, lo cual refiere a áreas de la mente que están vacías, dando origen a lo que actualmente se llama: la clínica del vacío.
Después de constituida la psíque esas carencia solo puede aliviarse con la construcción inconsciente de una suplencia. Estas suplencias algunas veces lucen como un síntoma y otras como un sinthome. Jacques lacan desarrolló desde 1960: la teoría de las suplencias [simbólicas e imaginarias]. El concepto de suplencia atraviesa toda la obra de lacan, especialmente después de 1960. La suplencia es un término que equivocadamente se relaciona con su última enseñanza. Pero en realidad lo encontramos como concepto operativo desde el inicio de los años 60, cuando lacan se dedica al estudio de la estructura psicótica. En esa época lacan introduce el concepto de la
La forclusión del nombre del padre [lo no inscrito] que deja una falta, va a tener que ser suplida por un algo para lograr la estabilidad psíquica. Esta esta-bilidad surge con el anudamiento de los tres órdenes, en donde la suplencia hace las veces de un cuarto nudo. A veces la dificultad de la estructura psicótica es tan seria que la suplencia enloquece. Por ejemplo una alucinación auditiva o visual [como suplencia] puede crear un efecto de goce tan intenso, que enloquece. El sujeto no reconoce a la alucinación como algo propio, sino como algo ajeno. La alucinación se inscribe en un vacío forclusivo [que refiere a lo no inscrito] pero desgraciadamente esta suplencia alucinatoria se percibe como ajena. El monto de goce creado es inmanejable. Coloca al psicótico como lacan decía: en un mar de goce. En otros casos la suplencia en la psicosis es reconocida como algo propio, tal como ocurre en la obesidad extrema y en el consumo compulsivo de drogas. Inicialmente se identifica clínicamente como un síntoma, cosa que no és. Es posteriormente que lacan va a crear el nuevo concepto del sinthome. Algo que no es síntoma, ni tampoco es fantasma. Es un cuarto nudo que crea la estabilidad psíquica en la estructura psicótica.
En las neurosis la falta va a dar origen a otro tipo de suplencia. El mejor ejem-plo lo encontramos en la dialéctica del sujeto con su objeto-(a). El objeto-(a) nos habla del objeto perdido, un objeto siempre buscado y nunca encontrado. Encontrar en ficción el objeto-(a) en el cuerpo del otro, nos habla de una forma de obturar la falta. Al obturar la falta, el objeto-(a) se va a convertir en una modalidad particular de suplencia. Pasa a ser el objeto de odio o de amor pasional en el neurótico. Aparece así el amor y odio de pasión como suplencia.
Resumiendo: el trabajo del análisis eventualmente se va a tropezar con un límite. Freud lo denomina el lecho de rocas de la castración, más allá del cual no es posible continuar el trabajo analítico. Ese lecho de rocas está formado por las carencias constitutivas del sujeto. Lo único que el análisis puede ofre-cer es que el sujeto en análisis: las pueda conocer con claridad. Es oportuno insistir aquí, en la idea, de que el sujeto necesita sus suplencias para mantener su estabilidad psíquica. La suplencia no es un síntoma. El conflicto y el trauma no pertenecen al lecho de rocas.
Ir hasta el final en el análisis es todo un desafío para los analistas. Freud lo veía como una imposibilidad. La aceptación de la castración encuentra su límite en este famoso lecho de rocas. Lacan se permite pensar otro fin de análisis y superar la decepcionante idea de que los análisis no terminan, sino que simplemente se interrumpen en algún punto crucial. Hubo una época militante del lacanismo en el insistía en que había que llegar hasta el final. Se hablaba de atravesar el fantasma, de des-idealizar al analista, hasta que se llegó a la propuesta de ‘no ceder en el deseo’.
Quisiera tomar unos minutos para mencionar otros aspectos de este tema del propósito y del fin de análisis, ambos temas relacionados con los límites del análisis.
Hablar del propósito es hablar de los objetivos de la cura. Existen analistas sobre todo médicos que insisten en la intención terapéutica del psicoanálisis. Donde el propósito es lograr curar al paciente de alguna enfermedad o patología. Existen otros analistas que consideran que el propósito del análisis no es curar nada, ya que no hay enfermos, sino ofrecer al sujeto interesado un dialogo especial llamado psicoanalítico que ayuda al analizante a conocerse a sí mismo. Jacques lacan decía que el propósito del análisis es ayudar al analizando a ‘no ceder en su deseo’ y lograr ‘ser lo que és’. Tengo que decir que en este aserto lacan coincide plenamente con wilfred bion.
Hablar del fin de análisis no obliga a hacer una aclaratoria. Una cosa es la ter-minación de análisis lograda en un mutuo acuerdo con el analista, sin haber llegado a un verdadero fin y otra cosa es el fin de análisis. El fin del análisis generalmente es un fin teórico y refiere a llegar a ‘ser lo que se és’. Esto es algo que exige tanto sacrificio al analizando que la mayoría de ellos no puede acceder a eso. Tanto analista y analizando se conforman con una terminación.
Tanto la terminación, como el fin de análisis, permiten revisar varios aspectos de la vida del analizando, como son los siguientes: (a) aspectos del goce en el momento de la terminación de la cura (b) significación y beneficios del cruza-miento del fantasma en la cura y en la terminación del análisis. (c) las conse-cuencias de la identificación con los deseos del analista en la cura. (d) la im-portancia de la posibilidad del analista convertido en un desecho. (e) proble-mas con la identificación con los ideales del analista. (f) problemas con la cura instantánea transferencial (g) el destino de los efectos post-analíticos.
Cada uno de estos siete acápites requiere elaboración, cosa que excede los límites de este trabajo, pero es algo que ya tengo escrito en español e inglés y que puedo enviar por e-mail, a quien así me lo solicite.
Rómulo lander [caracas]
Bibliografía:
Freud, s [1937]: análisis terminable e interminable
Lacan, j. [1960]: la ética del psicoanálisis
Lacan, j. [1963]: la angustia
Lander, r. [2004]: experiencia subjetiva y lógica del otro
Lander, r. [2010]: lacan, para los no-lacanianos