El programa de articular cine y psicoanálisis lo propiciaron en el año 2002 nuestras compañeras Ana Herrera y Ana Teresa Torres, como una ampliación de las llamadas clínicas cinematográficas, cineforos que se realizaban en nuestra sede o con ocasión de nuestros Encuentros Anuales. Contactaron a la coordinadora del recién estrenado Trasnocho Cultural, Solveig Hoogesteijn, y le propusieron realizarlos mensualmente, los sábados en la mañana.
Solveig y nuestro colega Rómulo Lander iniciaron esta actividad el 13 de junio de 2002, con el denso film Celebración, del danés Thomas Winterberg, con excelente acogida y participación del público. Desde entonces continúa regularmente con mucho éxito de concurrencia y resonancia en la comunidad.
Rodolfo Izaguirre, nuestro apreciado crítico y promotor del cine, in- vitado a comentar La vida en rosa, celebraba entonces no solo la sala llena, sino la permanencia de los asistentes para conversar y discutir la película con el panel escogido. Es así como ha seguido ocurriendo.
Considero que el éxito de este evento está en su formato, al escoger una película no por taquillera sino porque muestra una historia que ex- ponga un drama o un conflicto difícil y polémico, que exprese opciones o posiciones de la realidad humana, sus contradicciones y consecuencias. El otro componente es un panel con dos invitados: uno, conocedor del tema expuesto en el film y el otro, un psicoanalista que aborde los conflictos y contenidos inconscientes, y lo que aporta y opina el psicoanálisis sobre el drama en cuestión. Usualmente las exposiciones son breves, con un len- guaje para público general.
Inmediatamente se ofrece y alienta al público a opinar, discutir y luego se intenta hacer una síntesis de lo expuesto. La gente disfruta de una película de autor, bien realizada, con el sabor de una grata sobremesa: las visiones y concepciones del psicoanálisis sobre sensibles e importantes aspectos de la vida.
El abanico de películas escogidas va desde producciones recientes de directores reconocidos, clásicos llenos de maestría y universalidad, hasta las buenas películas del cine venezolano, que tienen el beneficio de tener a los directores y actores intercambiando con su público. Diego Rísquez, Carlos Oteyza, Marcel Rasquin, Luis Alberto Lamata, Lorenzo Vigas, Miguel Fe- rrari, Enrique Lares, Claudia Pinto, Mariana Rondón, Antonio Llerandi y Gustavo Rondón, quienes nos cuentan sus intenciones, ideas y peripecias para lograr esa hazaña, que es la construcción de una obra cinematográfica. Un reconocimiento y respaldo al valioso cine nacional.
Otra fuente de rico material para los cineforos son los festivales de cine que articulan embajadas y Trasnocho Cultural, teniendo acceso a películas que no llegarían por la vía del mercado comercial, debido a la crisis económica del país, y que gustan de ser presentadas vía CinePsicoanálisis.
Una variante ha sido realizar foros, no con películas sino con obras de teatro. Atesoramos dos exitosas experiencias, trabajando en equipo con el actor y director Héctor Manrique, realizando teatroforo con la obra Profundo de José Ignacio Cabrujas y con Sangre en el diván de Ibéyise Pacheco, con adaptación y actuación de Héctor Manrique. Un campo por desarrollar.
Nuestra experiencia ha alentado a otros profesionales de la psicología y la cultura a realizar estos encuentros y hoy día, en el Trasnocho Cultural, todos los sábados se realizan cineforos conducidos alternativamente por Imago (Psicología Gestalt), Ideas de Babel y Psicología Arquetipal (C.G. Jung), con gran audiencia y complacencia del público. Enhorabuena.
CinePsicoanálisis se ha convertido en un lugar de intercambio entre los psicoanalistas, la comunidad y valiosas personas destacadas en sus áreas, que nos permite aportar e incluir ese lado más arduo, borroso, pero tan decisivo como son los componentes inconscientes en juego en todo el quehacer humano. Estoy convencido de que ese es el ingrediente que más atrae y engancha a la gente en esta experiencia de catar psicoanálisis a través del torrente cinematográfico.