CINEPSICOANÁLISIS: “SIMÓN” 2023. Vzla.
Dirección y guión: Diego Vicentini.
Actor principal: Christian McGaffney
Productor: Marcel Rasquin.
Premios: Festival Merida: Mejor película, director, guión, actor reparto, edición.
Postulada por Venezuela al Premio Goya. Sábado 27 enero.
Proyección: 10 am Discusión: 12-1:30 pm
Panel: Diego Vicentini Christian, Mc Gaffney, Marcel Rasquin
Moderador: Carlos Rasquin
SIMÓN.
Reflexiones del Dr. Carlos Rasquin. Enero 2024
Retrato crudo de un país arrasado por el poder destructor, de caudillos que se impusieron con la promesa de salvar al pueblo, sometiendo a toda la sociedad venezolana.
Es una crónica de luchas desde el comprometido afán de un grupo de jóvenes, que evocan a aquellos llamados escuderos que cual valientes caballeros, estaban en la vanguardia de las tenaces marchas y protestas del año 2017, resistiendo al ataque del régimen chavista, a lo que perduraba de instituciones democráticas. Un feroz ataque represivo, que nos lleva a las cárceles políticas y a sus demoledoras y asesinas torturas: humillación, dolor, demolición humana, delación forzada, muerte y destierro.
La película es un acertado collage de ficción y documental, que llega al alma de todos…pues todos estamos heridos de duelos por los maltratados y heridos, prisioneros, muertos en las calles y cárceles; por la coyuntural derrota y la deriva al éxodo.
Muestra, como en los territorios de la diáspora, sobrevive la solidaridad, la amistad y el afán de lucha, en la frustración…y en el alivio de la distancia.
Entre Simón y Chucho, encontrados en Miami, se desarrolla una discusión, ante la opción de regresar a Venezuela a continuar la lucha. Es un delirio donde sobrevive su amigo, su ilusión y espíritu de lucha. Eso no es propiamente un cuadro psiquiátrico. Es un giro narrativo válido, una brillante elaboración de los creadores de la película, en la ardua contradicción entre la lucha por la libertad de la patria…y la sobrevivencia.
En el tiempo en Miami, surge Melissa, joven norteamericana, que colabora con los exiliados. Se enamora de Simón y de la causa de los venezolanos, en activa y conmovedora alianza.
La conciliación con el acosado delator es un hermoso y sugerente mensaje de la historia de Simón.
La película nos concierne a todos, nos sacude, nos estremece…y nos saca de ese silencio, de esa defensiva parálisis y pseudo amnesia que nos embarga.
El final es dramático. Se asemeja a una derrota y un fatal derrumbe. Hasta allí llega la película, pero de ninguna manera dice que es el final de la historia. No es conclusiva. Parece dejar en el aire un: ¿y ahora qué?
Pienso que la película tiene un efecto y un valor terapéutico, tanto para quienes construyeron la historia, como para los espectadores de la misma.
La dramaturgia es un arte terapéutico. Al recolectar realidad y rehacerla en un relato personal, lo ocurrido se convierte en un nuevo acontecer, una composición ordenadora, inevitablemente ampliada e intervenida, en un dialogo enriquecido, transferible, preservado, convertido en memoria, que recuerda y se puede hacer mensaje.
Un acontecer que puede ser revisitado, por el autor y el entorno; repensado y expandido en reflexiones, comprensiones. En esa reverberación, derivar en respuestas, reacciones, vuelta a la escena real, a los actores y sus circunstancias, en claves confusas y torpes, equivocas…o acertadas y pertinentes, que cobran sentido y mueven el tablero y la historia. Así es la terapia psicoanalítica.
El espectador es sorprendido por escenas familiares, conocidas, que despiertan sentimientos críticos de ilusión, pasión, en el accionar personal y social. En Simón recorren el reclamo de justicia, el reto, la valentía y el peligro. Luego, la represión, la tortura y el sometimiento con el propósito de aniquilación física, psíquica y política.
El espectador ve su propia experiencia, detenida, suspendida en un forzado silencio y “normalidad”, impuestos por la fuerza.
Entonces, se reconoce, se conmueve, sufre una erupción de vivencias de dolor, rabia y esbozo de ilusión renovada.
El reencuentro con ese capítulo traumático, también reprimido por mecanismos mentales defensivos, es una experiencia dolorosa e inquietante… pero llena de verdad y sentido, que reincorpora una parte sentimental que ha sido engavetada. Reconecta al espectador de la película, con el ser expectante y actor en la comunidad conflictuada.
Eso es arduo y perturbador, pero es terapéutico, en tanto facilitador e integrador de verdades emocionales y vivenciales de lo social.
Entonces, en síntesis, Simón es una gran ¡¡¡¡¡verdad !!!!!!