Desde el 44ª Congreso de la IPA sobre el Trauma de Julio del 2005, planteaba lo que venía trabajando desde tiempo atrás y que otros autores se habían o se estaban planteando.
En ese entonces decía: “Que la estructura Subjetiva es un sistema complejo y no un orden cerrado. Qué además está sometida las circunstancias del encuentro.
El “acontecimiento” del encuentro inicial se sucede dentro del desamparo, (Freud, S.1926) de quién adviene a la vida. En este acontecimiento de desamparo, prematuridad e inermidad, se constituye la matriz de la estructura nominada por Freud (1883-95) como núcleo patógeno o en algunas proposiciones más actuales, también llamada el “Pictograma” de P. Aulagnier (1984). En mi opinión esta matriz de la estructura constituye el “SER”. (Fernández, I. 2005.).
Ya desde 1996 el Maestro Uruguayo, Héctor Garbarino, planteaba la existencia del “SER”. Plantea la hipótesis de un Ser anterior al Yo. Este Ser tiene características diferentes a las del narcisismo del Yo.
Soy del pensar que inicialmente somos una unidad psico-somática con sus lógicas pertinentes, una lógica psíquica y una orgánica, donde cada una re-envía a la otra, en estados de permanente interacción. Este SER Psico-Somático, se pone en marcha por un acontecimiento, generado por el otro significativo, la función materna, pero ya viene marcado en sus características por lo trans-generacional. Este Ser Psico-Somático va estar inicialmente disgregado o fragmentado y es en la interacción entre el Ser y el otro significativo, donde se va a ir trazando el embrollo pulsional que emerge de esta interacción, que no es otra cosa que el llamado autoerotismo, que más bien es una producción vincular. De este trazado, va a depender de la aparición del Sujeto, que como tal es un Sujeto sujetado a un otro. El reordenamiento pulsional va a organizar a un agente del Sujeto que es el YO.
Estos aconteceres, ocasionado por el otro significativo ante las exigencias, llenan unas y otras no, originando un vacío o agujero, que es lo No-Representado, pero también se originan representaciones. De este encuentro devendrán de este Ser vivo, Vivencias de Satisfacción y/o Sufrimiento, que constituirán los Afectos, donde tendrán un papel la angustia y el dolor, como ya lo aseveré en un artículo anterior.
Estas reconsideraciones nos llevan a revisar el fenómeno psicosomático, a repensar en estos momentos la transferencia en términos de las formaciones del inconsciente y plantearnos nuevas consideraciones evolutivas, además de tener en cuenta en esta secuencia estructural como se va generando “lo inconsciente”.
En determinados momentos, que no se acierta las peticiones del Ser, se van a generar vacíos estructurales de los cuales padece todo ser humano, así de este vacío o agujero somos portadores todos los seres humanos.
Aquí caemos en terreno de lo representado y de lo no-representado. Hablamos de “déficit”, cuando esta falla en la representación de una inscripción, es avasallada por las circunstancias y sumerge al Ser en un mundo de sensorialidad donde predomina lo fragmentado, lo disperso, que hace confusión y aparece la “Clínica del Vacío”.
Pero si bien hay un déficit representativo, lo que se produce en la clínica del vacío es un engendramiento, algo que se presenta como contingente, esta neo-producción enmascara las circunstancias que le dieron origen. Es una formación donde su remisión es intemporal, deja una huella y de producirse una detención en su evolución o una reversibilidad que por lo general es de forma lenta, pero no sin dejar rastros. Estos vacíos hablan en términos de las lógicas que le son propias, la lógica psíquica y/o la lógica orgánica.
El embrollo pulsional producido en torno a este vacío, nos deja en una sensorialidad peculiar producto de cada quien, en donde muchas veces no podemos percibir la angustia o el dolor porque están suprimidos.
Habla el cuerpo en términos de su herencia, neurotransmisores y otros, mientras la psique habla en términos de desconcierto, desamparo, ante lo fragmentado, disperso y confuso. Estos rastros son el índice de su abordaje terapéutico.
Ante esta “Clínica del Vacío” (Green, 1983), a lo que podemos apelar son a estos rastros, que cuál retoños oníricos, los sometemos a condiciones de “figurabilidad”, apelando a imágenes, sonidos o cosas en busca de una representabilidad de cosa y luego podamos atarlas a una representación de palabra, que promueva un sentido que promueva un alivio y una estabilidad.
Para cerrar este tema que necesita un amplio desarrollo, quisiera puntualizar y hacer énfasis en el trabajo que aludo desde el principio: “ Se hablaría de “Representación Negativa o de “Déficit”, en tanto hay una falla en la inscripción de la representación, la cual sumerge al Ser en un mundo de sensorialidad, donde priva la Cosa. Este Vacío donde predomina el Ser como Cosa antecede al Significante en tanto el significante tiene que ser Trazado (“Trazo Significante”), para de esa manera configurar al Sujeto El Sujeto es así un efecto del SER (Ser uno con), y a su vez el Sujeto va a constituir el YO, siendo el Yo un agente del Sujeto. La Cosa se uniría a la representación y eta a la palabra para constituir la Complejidad de la estructura. Así el “SER” constituye la Matriz, lo “Singular”, el “Sujeto” y su cadena significante, configuran lo “Particular”, lo Fantasmático. El “Yo” como “Agente” constituye lo “Universal” o el “Síntoma”, siendo la permutación estructural, lo que organiza la Complejidad de la Estructura.
El SER Psico-Somático necesita de un lenguaje no-Verbal o Verbal para que exista una Representación y no quedar sumergido en el enigma del Vacío.
BIBLIOGRAFÍA.
Aulagnier, P. (1963-1985): Un intérprete en busca de sentido. México, Siglo XXI, 1994.
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Fernández, I. (2005):”Trabajo presentado en el 44º Congreso de la IPA sobre ”Trauma: Nuevos Desarrollos en Psicoanálisis”, Río de Janeiro, Brasil. 28-31 DE Julio 2005.
Freud, S, (1900): “El Miramiento por figurabilidad”. O.C. Vol. V. Amorrortu, Buenos Aires. 1988.
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Storolow, R. (1992): “Los Contextos del Ser. Las bases intersubjetivas de la vida psíquica”. Barcelona. Ed. Herder. 2004.
¹Dr. Indalecio Fernández Torres.
Médico-Psiquiatra-Psicoanalista.
Miembro Titular de la IPA, FEPAL y Sociedad Psicoanalítica de Caracas.
Miembro invitado de la Asociación Psicoanalítica de Madrid.